
Sin embargo, hay algunas bandas a las que nunca, nunca, nunca, jamás habría conocido, si sólo hubiera leído la “crítica especializada”. Edward Sharpe es una de ellas.
Dijo Pitchfork: “Una mentira”, “inmemorable, lavado y artificial”, “extraña yuxtaposición de ideas inconclusas”, “un hippie al que le falta humanidad”.
Y digo yo (y mi chica, y quince tipitos que saltamos como posesos la tardecita en la que, totalmente fuera de contexto, tocaron por acá): “Oooh, let me come hoooome / home is wherever i’m with youuuuuu...”